Cuando Russell y Olga, marchantes de arte, decidieron abrir una nueva galería en un antigua ferretería situada en la ciudad costera meridional de St Leonards-on-Sea, no se esperaban encontrar en el patio trasero los restos de un cine construido en 1913.
El Kino-Teatr (pronunciado «Kino Tiatra») abrió sus puertas en el año 2015 como cine independiente. Olga, aficionada al Séptimo Arte, se encarga de la programación, mientras que Russell descarga las películas y hace las veces de proyeccionista.
"Nos conocimos en Moscú mientras yo estaba de visita en busca de arte ruso", explica Russell. "Cuando Olga se trasladó a Inglaterra, llevamos juntos durante unos años una pequeña galería en el sur de Londres. Aunque viajábamos constantemente, teníamos una vivienda aquí y decidimos que había llegado la hora de mudarnos para tener más espacio y formar una familia".
Una vez se hubieron instalado en St Leonard’s, situado al final de una playa de arena y guijarros cerca de la ciudad histórica de Hastings, llevaron dos galerías antes de alquilar un espacio enorme y rebosante de luz que antes había sido una tienda de ferretería y una sala de muestras de baños. Hoy Baker-Mamanova es una galería especializada en arte ruso que incluye un popular café libanés.
"Solía pasar por delante de este edificio de camino hacia mi estudio", recuerda Russell. "En aquel momento la calle aún conservaba varias de las tiendas de antigüedades por las que había sido famosa. En la era victoriana, los compradores venían en carrozas. Era un lugar bastante lujoso".
El renacimiento de un cine de costa
Una vez abierta la galería, restaurar el cine se convirtió en una pasión para la pareja, en especial para Olga, que creció viendo teatro y cine en Moscú. Consiguieron matchfunding para la restauración y compraron un proyector 4K que, según constata fríamente Russell, "es mayor que el de Odeon", una gran cadena nacional de cines.
El Kino-Teatr acoge una mezcla ecléctica de cine, teatro, comedia y música destinada a un público heterogéneo. Los asistentes suelen ser adultos, pero a Russell y Olga les encanta cuando llegan familias que acuden a sentarse en la cafetería o ver una película. La primera obra de teatro representada en el Kino-Teatr, The McGowan Trilogy –en realidad tres obras de un solo acto interrelacionadas– alcanzó el éxito internacional.
Hoy en día, Russell apenas tiene tiempo de acercarse a la playa, situada una calle más allá, donde antes solía nadar y remar en canoa. "Me paso el día pintando", explica. "Y Olga anda ocupada con el cine, aunque es muy de ciudad y la playa jamás la ha atraído demasiado".
Sea como sea, juntos han conseguido insuflar nueva vida a un cine de costa.
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Una vez abierta la galería, restaurar el cine se convirtió en una pasión para la pareja, en especial para Olga, que creció viendo teatro y cine en Moscú.
Consiguieron matchfunding para la restauración y compraron un proyector 4K que, según constata fríamente Russell, "es mayor que el de Odeon", una gran cadena nacional de cines.
El Kino-Teatr acoge una mezcla ecléctica de cine, teatro, comedia y música destinada a un público heterogéneo. Los asistentes suelen ser adultos, pero a Russell y Olga les encanta cuando llegan familias que acuden a sentarse en la cafetería o ver una película. La primera obra de teatro representada en el Kino-Teatr, The McGowan Trilogy –en realidad tres obras de un solo acto interrelacionadas– alcanzó el éxito internacional.
Hoy en día, Russell apenas tiene tiempo de acercarse a la playa, situada una calle más allá, donde antes solía nadar y remar en canoa. "Me paso el día pintando", explica. "Y Olga anda ocupada con el cine, aunque es muy de ciudad y la playa jamás la ha atraído demasiado".
Sea como sea, juntos han conseguido insuflar nueva vida a un cine de costa.
Cuando el sol de otoño baña las playas, el agua del mar está más caliente que nunca y los pájaros empiezan sus migraciones, llega también el momento perfecto para una escapada a la costa.
Una de las mayores sorpresas que se llevan muchos visitantes a la costa inglesa es lo accesible que resulta desde Londres. Basta con dirigirse a una de las principales estaciones de la capital, subir a un tren y, al cabo de una o dos horas y media, ¡ya estás junto al mar!
